I do...

I do...

Realmente no me había dado de las cosas que a veces hacemos, tal vez ingenuamente, y que dañan a las personas. Sin intenciones algunas (aquellas malas intenciones) una imagen que debería ser mas bien una práctica de habilidades, se convierte en un trago amargo para otras personas.

Les pondré un ejemplo muy sencillo, el cual a su vez lo leí en otro blog el cual no recuerdo el nombre... pero que venía adornado con una linda imagen My Hime. Este ejemplo cita a dos personas: dos amigos, novios, etc... De pronto una persona se pone mal, y decide que la otra se convierta en su psicóloga y le descarga sus desgracias y repite tontamente que se siente mal, que por qué le pasan las cosas a ella, qué hizo, qué no hizo, que hubiera hecho y por último le repite que no desea vivir realmente, porque no vale la pena. Su amigo le responde amablemente que piense si es lo correcto, o si vale la pena.

Bien, aquí, egoístamente aunque tal vez no conscientes, la otra persona siente la terrible carga de ser el poseedor de tan doloroso secreto, siendo que su amigo realmente no tiene el "valor" de quitarse la vida. Y se siento como en estado de pánico, pero debe actuar calmadamente. Así era mi manera de ver las cosas cuando yo misma pasé por esta desagradable situación. Ser la psicóloga de alguien.

Antes pensaba que estudiar psicología sería algo realmente interesante, hasta que traté con quien yo llamo " Mi Primer Paciente". Un chico que estudiaba en la misma escuela que yo (secundaria cabe destacar) que sentía frustrado y amagado por las continuas réplicas de una abuela amargada. El problema real era ella, y puesto que ella era la persona que lo había criado, era ella la culpable de su sufrimiento (o eso quería suponer). El chico era homosexual. Y en el acto había una persona que deseaba con pasión y con cierta terquedad... El otro, un chico de mi clase (el que en realidad no valía la pena), que además estaba queriendo mantener algo conmigo; entonces en los frustrados pensamientos de mi amigo, imagino, debí haber sido algo que debía destruir. Y lo intentó. Trató de destruirme de la única forma en que se puede destruir a una persona, de la manera más cruel que para mí representa: la forma psicológica.

Me contaba cada cosa que pasaba por su mente. cada ocurrencia de su estúpida cabeza vacía, que sólo repetía lo que veía en la televisión, y más sin embargo rendía frutos. Llegué a tal punto que dejé de comer, porque ya no disfrutaba del sabor de los alimentos, porque mi mente se agobiaba con sus terribles pensamientos y me hacían pensar... ¿qué podía decirle a la mañana siguiente? ¿Qué estrategia utilizaría para hacerlo reaccionar? Mis amigos se preocuparon por mí e intercedieron. La trabajadora social habló conmigo y me convenció de no prestarle demasiada atención, pero realmente... ¿eso sería suficiente?

Ahora, a casi un año de haber ocurrido aún siento que realmente no servía de nada. Él se convirtió en lo que yo intentaba desesperadamente por evitar: un homosexual denigrante, que pretende ser una chica y se mete con cualquiera que le mire una sola vez. Con esto no pretendo ser racista ni nada de eso, es sólo que... como para algunas personas que odian a los mentirosos, las personas huecas o superficiales, yo detesto a las personas que se denigran para sentir un placer momentáneo que se vuelve efímero después de unas horas y que deja insatisfecha al alma. Una persona que busca desesperadamente el llamado "amor", que después de todo no puede llegar a sentir de la manera en que se lo imagina. Porque... ¿qué es el amor sino una mezcla de procesos químicos en el cerebro humano?

El amor que estas personas buscan, es el amor que se leen en los libros de Carlos Cuautemoc Sanchez o alguno que otro verso de Shakespiere, pensando en la frustrante desesperación de Romeo al no poder estar con Julieta. O, en los elegantes vampiros que se pasean por las calles de Nueva Orleans en los libros de Anne Rice, que ven el amor de una manera distinta, de la manera en que un vampiro puede amar y sentir algo por sus semejantes aunque estos sean de su mismo género. Para mí, que aún no tengo experiencia con la vida, pero que ciegamente creo en los libros y textos que me encuentro si me parece coherente, pienso que el amor de forma metafórica realmente no existe.

Yo creo quedé demasiado convencida con el texto que leí en uno de tantos sitios que por ahí se publican, en creer que el amor era pura obra de la química, entonces me puse a pensar que con eso deberían quedarse callados todos los que no creen en el amor; después de todo está comprobado científicamente que existe, aunque no de la manera en que uno más quisiera. Entonces si la otra personas con la que tu cuerpo pide estar no te desea, es porque a su cerebro no le gustas. Eso es realmente confuso... Aunque no hay que dejar de lado: el amor, aunque visto de la manera incorrecta sigue siendo una buena manera o un buen media para seguir imaginando efímeras historias al más puro estilo "Romeo Y Julieta", jugando con la creatividad y la locura que las pasiones del amor despiertan.


Por Brÿz en una noche común como cualquier otra...